Durante esta pandemia ha ocurrido algo de lo que no nos hemos hecho muy conscientes, y es que el confinamiento les ha obligado a nuestros hijos adolescentes a renunciar a lo más importante para ellos, sus referentes, sus amigos, su vida social. Esto ha podido provocar situaciones de irritabilidad y malestar en casa, que los padres hemos tenido que gestionar.

El momento de la adolescencia, aun siendo diferente en un hijo y otro, es un momento de cambio necesario en ellos, que nos pilla a nosotros en otro momento de nuestro ciclo vital que también tenemos que entender y asumir.

Muchos de nosotros nos hacemos esta pregunta: ¿Por qué cuando llega la adolescencia nos cuesta tanto comunicar con ellos? Tanto que parece que habláramos idiomas distintos. ¿En qué momento hemos perdido la capacidad de conectar con ellos?

Una de las respuestas tiene mucho que ver con el cambio que hay en ellos y la inmovilidad que hay en nosotros. Nosotros siempre los vamos a ver como nuestros hijos, con ese instinto de protección que, hasta ahora ha funcionado porque ellos buscaban esa protección. Pero llega un momento, a partir de los 12-13 años que, ellos van cambiando y quieren empezar a probar y salir de la zona de seguridad. Pero nosotros no nos acostumbramos a que no necesiten esa protección.

El error es que nosotros deberíamos ir evolucionando en paralelo a ellos. Pero a nosotros nos cuesta mucho y surge la frustración, la incomprensión, la riña…Provocando una lucha, por una parte, ellos intentando salir del nido y por otra, nosotros obligándoles a quedarse. Las necesidades de unos y otros son opuestas.

Cuanto menos quieren contar ellos, más queremos saber nosotros. No entendemos que ellos requieren cada vez más autonomía. Ya no somos tanto su refugio. En ese sentido, dar espacio no es una mala idea, siempre que no haya un aislamiento completo Mientras tanto hay muchas cosas que podemos hacer las madres y padres para mejorar la comunicación con nuestros adolescentes, tratando de sentar las bases de una buena relación con ellos.

¿Qué podemos hacer los padres?

  • No tratarles como niños: En este momento nuestros hijos ya tienen un nivel cultural, unas inquietudes, una percepción de la realidad que puede enriquecernos como adultos. Sin embargo, tendemos a menospreciar sus percepciones porque consideramos que aún son demasiado niños o que no tienen ni idea de ciertas cosas. El hecho de que despreciemos sus puntos de vista, sobre todo cuando se trata de temas serios, provoca que cerremos la puerta de conversaciones futuras. Cuando decimos cosas como: “cállate que no tienes ni idea de política”, lo que estamos haciendo es cerrar una vía de comunicación con ellos, provocando que no quieran volver a participar en nuestras conversaciones. Hemos de intentar hacer un ejercicio de empatía intelectual y emocional con ellos.
  • No tener temas tabú. Hablar con ellos con naturalidad de todo, incluso de la muerte, el sexo, las drogas… Tendemos a pensar que hay temas sobre los que ellos no tienen aún los rudimentos emocionales o racionales para poder conversar y no siempre es así. Nos pueden sorprender.
  • Entrenarnos en el arte de la conversación. Si no queremos perder ese contacto con los adolescentes, es necesario entrenarles desde pequeños, dándoles el espacio necesario para expresarse y opinar, evitando intervenir solo para dar órdenes o mandatos.
  • Darnos a conocer. Compartir con ellos inquietudes, preocupaciones, los problemas familiares, etc. Esto genera vínculos de confianza, sienten que hay un interés en que ellos participen en los asuntos familiares, aunque sea solo con una opinión, que ha de ser respetada, siempre teniendo en cuenta que se están formando y que tal vez sus criterios son inmaduros aún, pero no hay que despreciarlos. De lo contrario, estaremos cerrando la puerta a la comunicación y a la conexión con ellos.
  • Participando de sus hobbies. Cuando son pequeños nos empeñamos en que nuestros hijos compartan nuestras aficiones y a medida que crecen, nosotros no participamos de las suyas. Construir un nexo de unión entre ellos y nosotros pasa también porque ellos vean que tenemos interés en conocer su mundo. Mostrar interés en lo que ellos hacen es darles una motivación interna para poder comunicarse con nosotros.

Es importante tener una vía de comunicación abierta con ellos para cuando llegue la adolescencia no encontrárnosla cerrada por no haber trabajado este arte de conversar.

Parque de la Luz Nº1 – 1ºB (BURGOS)

T: 947 24 12 22
M: 620 775 307
E: albia@albiaburgos.es