Cuando aparece una emoción que incomoda, la sentimos como una amenaza y la solemos desechar, sin pararnos a pensar qué información nos trae sobre nosotros.
Si nos acostumbramos a escuchar nuestras emociones, a escuchar nuestro cuerpo, descubriremos información valiosa que contribuirá a conocernos mejor, ayudándonos a comprender lo que nos pasa, a comprender a los que nos rodean y entender más el mundo en el que estamos .
Acompaño a personas para que puedan conectar con ellas mismas, escuchando su faro interno, explorando los mensajes que nuestro mundo interno nos envía.