En la mayoría de las ocasiones la conducta suicida está provocada por un duro sufrimiento personal que la persona percibe como incapaz de soportar y que la mantiene en la ambivalencia entre morir o seguir viviendo. Si la persona encuentra una alternativa para afrontar el sufrimiento, probablemente no acabará con su vida.

Hay una creencia que considera que hablar del suicidio puede ser un precipitante para hacerlo, cuando está demostrado que hablar directamente del suicidio es una de las herramientas clave para prevenirlo. El silencio y el aislamiento pueden empeorar la situación.

El suicidio no es solamente un problema de salud pública, pues transciende a lo meramente sanitario. Es un problema social de primer orden y, por tanto, su solución pasa por una respuesta de toda la sociedad en su conjunto. Involucrando el ámbito educativo, el ámbito político, el ámbito laboral y muchas más facetas humanas.

Hay quien cree que el suicidio es hereditario. Si bien hay algunos factores de riesgo de origen biológico, el suicidio es un fenómeno complejo que está determinado también por factores de naturaleza psicológica y social y es fruto de la interacción entre todos estos componentes.

Hay quien opina que solo las personas con trastorno mental, depresivas o de determinados colectivos, edades o sexo tienen conductas suicidas. Aunque el suicidio está afectado por las desigualdades sociales en salud, es un fenómeno universal que puede afectar a personas de todos los niveles socioculturales y económicos, ya sea de forma directa o indirecta.

Desde el punto de vista religioso/moral, el suicidio es antinatural y las personas que se suicidan son cobardes, egoístas, infantiles, peligrosas, incapaces y manipuladoras. Asimilar el suicidio al pecado, al delito o lo antinatural es parte del estigma.

Quien amenaza con suicidarse está pidiendo ayuda y apoyo. Aunque lo haga de forma inadecuada es importante no minimizar el riesgo ni actuar con miedo.

Es frecuente que si alguien de mi entorno cercano se suicida yo me sienta culpable por no haberme dado cuenta o no haber actuado adecuadamente. Cada persona es responsable únicamente de su propia conducta. Podemos actuar lo mejor posible frente a cada situación, pero teniendo en cuenta nuestras limitaciones en cuanto a lo que podemos hacer y conseguir o no.

Hay otras opiniones que consideran que el suicidio es un acto impulsivo, repentino, imprevisible, que se da en ausencia de señales y sin aviso previo y por lo tanto no se puede prevenir.

El suicidio es un fenómeno prevenible. Conocer las señales puede ayudar a la detección y a la atención precoz del problema. En ocasiones la persona que acaba con su vida lo verbaliza directamente.


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